Los moas gigantes de Nueva Zelanda, estrechamente relacionados con los
avestruces modernos, eran aves gigantes no voladoras de hasta 280 kilogramos de
peso y 3,5 metros de estatura. Figuran entre las aves más altas que han
existido, así como entre las aves con mayor peso. Endémicos de Nueva Zelanda,
fueron cazados hasta su extinción hace unos 750 años.
Algo bastante llamativo sobre estas bestias es que en el caso de los moas Dinornis, los machos pesaban entre 34 y 85 kilogramos, pero las hembras pesaban hasta 240 kilogramos. En cuanto a estatura, las hembras eran un 150 % más alta que los machos.
Una investigación llevada a cabo por la Sociedad Zoológica
de Londres muestra que esta sorprendente diferencia de tamaño en los moas
gigantes no era consecuencia de factores ambientales específicos, sino que la
brecha creció simplemente como resultado del efecto de amplificación
experimentado al evolucionar estos animales hacia tamaños más grandes a partir
de los tamaños corporales mucho menores que tenían sus ancestros.
Un entorno que no tenía grandes mamíferos, como elefantes,
bisontes y antílopes, permitió a las aves de Nueva Zelanda aumentar en tamaño y
llenar estos grandes nichos herbívoros vacíos. Los moas evolucionaron hasta
llegar a ser muy grandes, y esto acentuó las diferencias de tamaño existentes
entre hembras y machos a medida que estos animales aumentaban de tamaño con el
transcurso del tiempo.
Ésta es la conclusión a la que ha llegado el equipo del
Instituto de Zoología adscrito a la Sociedad Zoológica de Londres tras mucho tiempo de investigación.
Hace ya mucho tiempo de la extinción de estos seres pero nos sigue dando pena que una especie tan interesante como esta haya desaparecido por la caza humana. Podría haber sido de gran interés para los científicos ya que se hubiera investigado su genoma para ver el parecido con el avestruz y otras posibles aves, avanzando así en el avance de la investigación evolutiva y de las especies de este mundo.
Ocurrió hace 750 años y todavía no hemos aprendido la lección de prohibir la caza masiva de especies para que estas no se extinguieran. Tendríamos que ser más considerados con la naturaleza y cuidar cada ser minúsculo de la Tierra.
Sin embargo, también es verdad que su caza podría haberse debido a que los seres humanos no precisaban de recursos para poder y sobrevivir por lo que entonces sería justificable. Pero en la actualidad ya no ocurre esto, es por eso que debemos luchar para que no vuelvan a ocurrir este tipo de casos, como ocurrió con el pájaro Dodo. Por mucho que nos puedan gustar las pieles o lo que sea, no podemos atentar de esta manera contra el medio ambiente y la preservación de animales; debemos anteponer nuestros intereses en estas ocasiones.
Hace ya mucho tiempo de la extinción de estos seres pero nos sigue dando pena que una especie tan interesante como esta haya desaparecido por la caza humana. Podría haber sido de gran interés para los científicos ya que se hubiera investigado su genoma para ver el parecido con el avestruz y otras posibles aves, avanzando así en el avance de la investigación evolutiva y de las especies de este mundo.
Ocurrió hace 750 años y todavía no hemos aprendido la lección de prohibir la caza masiva de especies para que estas no se extinguieran. Tendríamos que ser más considerados con la naturaleza y cuidar cada ser minúsculo de la Tierra.
Sin embargo, también es verdad que su caza podría haberse debido a que los seres humanos no precisaban de recursos para poder y sobrevivir por lo que entonces sería justificable. Pero en la actualidad ya no ocurre esto, es por eso que debemos luchar para que no vuelvan a ocurrir este tipo de casos, como ocurrió con el pájaro Dodo. Por mucho que nos puedan gustar las pieles o lo que sea, no podemos atentar de esta manera contra el medio ambiente y la preservación de animales; debemos anteponer nuestros intereses en estas ocasiones.
Presentado por: Fernando Domínguez e Isaac Muñoz
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