Uno de los pilares de la UE, la libre circulación está en la cuerda floja. El debate anti-inmigración que comenzó en Reino Unido se ha exportado y cobrado fuerza en Europa central.
El país inglés junto con Alemania, Austria y Holanda ha elaborado una carta en la que expone al Ejecutivo Central los problemas que supuestamente padecen debidos al auge de inmigrantes (gastos adicionales en sanidad, educación y vivienda principalmente). Sin embargo la Comisión europea se ha mostrado, como es lógico, profundamente molesta con este giro que es tachable de xenofobia y ha instado a los países firmantes de la carta ha elaborar un informe en el que recojan de forma coherente sus quejas y problemas internos.
Lo que parece claro es que el progresivo aumento de poder de los partidos ultraderechistas en estos países (como es el caso de Reino Unido) no van a hacer sino aumentar la tensión cuando ya está al rojo vivo (no hay más que recordar el asesinato del joven antifascista en Francia)
Yo recuerdo que hace meses, en una de las entradas expresaba mi temor ante la situación que ya se está viviendo, en épocas de crisis el racismo va en aumento, buscar culpables, estorbos de la sociedad, miles de vidas que recibíamos de buen grado cuando se encargaban de los trabajos que nadie quería, y que ahora son echados a patadas, insultados, vejados e incluso agredidos... es horrible.
Además en el caso concreto de la circulación interna de la UE, en mi condición de española no puedo más que reír de lo absurdo... ¿Acaso Alemania no se beneficia de ello con el goteo continuo de los estudiantes más cualificados? ¿Qué pretende? ¿Fronteras selectivas?
Lorena Rodríguez Orozco
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